Impresoras 3D: ¿el futuro de los muebles de diseño?

Desde hace unos días estamos comentando en este blog algunos conceptos que quieren revolucionar –entre otros ámbitos- el mundo de la decoración y que tras muchas promesas parecen estar más cerca de convertirse en realidad. Tras hablar de domótica y de realidad aumentada, queremos hablar hoy de las impresoras 3D y de cómo pueden influir en el futuro de los muebles de diseño.

La tecnología de las impresoras 3D se conoce desde hace décadas, aunque ha sido en los últimos años cuando estas máquinas se hicieron más populares gracias al abaratamiento de máquinas y materiales, llegando más allá del público industrial. La gran promesa de estas impresoras es que un día todos podríamos imprimir todo tipo de artículos de consumo adaptables a nuestros gustos y necesidades, desde zapatos, ropa, cubiertos y, por qué no, nuestros propios muebles de diseño. Bastaría con descargar los archivos –de pago o de libre difusión-, programar la máquina y obtener tras algún tiempo las piezas necesarias.

Objetos, maquetas, prendas de ropa e incluso prótesis realizadas con impresora 3D

¿Realidad o sigue siendo ciencia ficción? Es cierto que las impresoras 3D populares permiten que muchos artistas y diseñadores puedan crear más fácilmente complementos de decoración y muebles de diseño que de otra forma tendrían un coste de fabricación inasumible. Ahí tenemos los ejemplos creados por el estudio 4AXYZ o el diseñador holandés Dirk Van Der Kooij como una buena muestra de estas nuevas posibilidades.

Sin embargo, aunque se haya avanzado mucho, la popularización más allá del ámbito industrial o semi-industrial no parece tan sencilla. En primer lugar, hay un problema de coste. Aunque se hayan abaratado mucho, la inversión en una impresora 3D es todavía costosa, sin contar los materiales necesarios o el precio de los archivos licenciados.

Algunos muebles de diseño realizados gracias a impresoras 3D

A día de hoy tenemos también un problema con el material.  Las impresoras 3D utilizan habitualmente plástico, normalmente de tipo ABS o PLA. Se trata de un material con buen rendimiento pero a un precio que puede oscilar entre 30 y 60$ para un solo kilo. Diferentes alternativas buscan imprimir con materiales más diversos y comunes como hormigón o madera en filamentos que puedan ser utilizadas por una impresora 3D. Esto abriría la puerta a mayor versatilidad en la creación de muebles de diseño ‘impresos’ pero la eficacia, el coste y el tiempo necesario está todavía por comprobar.

También hay que contar con el tamaño. Las impresoras 3D  económicas son aptas para crear pequeños objetos de uso cotidiano pero su uso en objetos más grandes es más complejo. Un mueble de diseño implicaría normalmente un diseño por piezas lo que aumenta el coste y limita las posibilidades. De hecho, las impresoras que usan los diseñadores tienen un tamaño, volumen y coste mucho mayor.

Diferencias entre impresoras 3D para uso profesional y particular.

En la práctica, es posible que ocurra como con la popularización de las impresoras de inyección de tinta. En su día, el comentario general es que todos acabaríamos teniendo nuestro propio mini-laboratorio de revelado en casa. Sin embargo, el alto coste de la tinta y el auge de la fotografía digital enfriaron estas posibilidades. De todos modos, estos obstáculos no tienen por qué ser insalvables y lo que es seguro es que el mundo de la impresora 3D supondrá una gran oportunidad para arquitectos, decoradores y diseñadores de complementos y muebles de diseño que tendrían muy complicado de otro modo llevar al mundo real sus ideas y creaciones. Así que quizás el día en que todos podamos crearnos nuestros propios muebles está aún muy lejos pero sin duda estamos a las puertas de una nueva explosión de creatividad y diseño.

Muebles de diseño realizados gracias a impresoras 3D